La influencer india Misha Agrawal, reconocida por su proyecto digital “The Misha Agrawal Show” y por ser fundadora de las marcas de belleza MishCosmetics.in y Mish Hair Oil, falleció por suicidio el pasado 24 de abril, a solo dos días de cumplir 25 años.
Con más de 350 mil seguidores en Instagram, su muerte ha causado conmoción tanto en India como en la comunidad internacional de creadores de contenido. En un comunicado publicado en su cuenta oficial de Instagram, su familia expresó:
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“Con gran pesar compartimos la desgarradora noticia del fallecimiento de Misha Agrawal. Por favor, manténganla en sus pensamientos y continúen llevando su espíritu en sus corazones”.
Posteriormente, su hermana reveló que Misha atravesaba una fuerte crisis emocional relacionada con la presión en redes sociales. Según explicó, en los últimos días la joven luchaba contra pensamientos oscuros y mostraba signos de depresión, afectada por la comparación constante y su percepción de “no tener suficientes seguidores”.
A pesar del apoyo de su familia, que le recordaba que el valor personal no se mide por los “me gusta” ni los números en pantalla, la presión por mantener relevancia digital la abrumó al punto de llevarla a tomar la trágica decisión de quitarse la vida.
Este caso pone en evidencia la creciente preocupación sobre la salud mental de los influencers y creadores de contenido, quienes muchas veces enfrentan exigencias invisibles detrás de una pantalla: perfección constante, aprobación pública y validación numérica.
Especialistas en salud mental insisten en la necesidad de generar espacios seguros para hablar abiertamente de estos temas, fomentar el autocuidado emocional y reducir el estigma que aún persiste en torno a la salud mental, especialmente entre figuras públicas y jóvenes en redes.
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