¿ Soy adicto al móvil?

Reducir el uso del teléfono inteligente mejora la salud física y mental. Estudios revelan que el uso excesivo está vinculado a problemas como ansiedad, depresión, trastornos del sueño, fatiga visual e inactividad física. En promedio, pasamos más de 4 horas diarias frente al móvil y lo revisamos cerca de 60 veces al día.

Según expertos, la adicción al móvil es una adicción conductual, similar a la ludopatía: genera dependencia, abstinencia y deseo constante de uso. Las aplicaciones están diseñadas para captar atención mediante notificaciones, recompensas visuales y dinámicas de juego.

¿Cómo combatirla?
Científicos recomiendan una combinación de estrategias conductuales, como:

  • Dejar el teléfono fuera del dormitorio al dormir.
  • Ubicarlo lejos al estudiar o trabajar.
  • Desactivar notificaciones o activar el modo “No molestar”.
  • Usar pantalla en blanco y negro o eliminar accesos directos a redes sociales.
  • Instalar apps de control digital como Forest, Flipd o Screentime.

Además, un enfoque probado es la intervención basada en “empujoncitos”, que consiste en aplicar pequeñas barreras para dificultar el acceso al móvil y reducir su recompensa inmediata. Cuantas más medidas se apliquen al mismo tiempo, mayores son las posibilidades de éxito.

Otras alternativas efectivas incluyen reemplazar el tiempo frente al teléfono con ejercicio físico o actividades al aire libre, lo que mejora el bienestar emocional y disminuye el estrés.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si el uso del móvil interfiere en tu vida diaria, relaciones o salud mental, es clave acudir a un terapeuta. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a reconocer y modificar conductas compulsivas.

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