El museo más visitado del mundo, el Louvre, cerró sus puertas este lunes debido a una huelga de su personal, que advierte sobre el impacto insostenible del turismo masivo en la institución. A diferencia de otros destinos turísticos como Venecia o la Acrópolis, que han adoptado medidas para controlar la afluencia de visitantes, el museo parisino parece haber alcanzado un punto límite.
La protesta pone en evidencia una tensión creciente. El Louvre, emblema mundial del arte, la historia y la cultura, ha resistido guerras, atentados y pandemias. Sin embargo, según sus trabajadores, hoy enfrenta una amenaza diferente: el deterioro progresivo causado por una afluencia de visitantes que supera su capacidad operativa.
La escena fue inusual. El hogar de la Mona Lisa y otras joyas del patrimonio mundial amaneció cerrado, no por una emergencia externa, sino por decisión de quienes, día a día, reciben al público. Miles de turistas se encontraron con las puertas cerradas, esperando en largas filas junto a la emblemática pirámide de cristal, sin entender del todo lo que ocurría.









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